Desde hace mucho tiempo pensaba escribir sobre la
solidaridad entre los cubanos, o lo que de forma muy natural llamamos
"tenderte una mano". Pero por esas cosas de la vida en las que uno comienza a dar prioridad a asuntos importantes, aunque no esenciales, lo fui
dejando. Sin embargo, hoy quiero reflexionar sobre ese tema.
En Cuba se suele afirmar, "nadie quiere a nadie, se acabó el
querer", estribillo además de una canción que el grupo los Van Van
popularizó por los años 80. Pero, ¿hasta qué punto eso es cierto? ¿Hemos cambiado
tanto que nadie quiere a nadie?. A mí en lo personal la frase siempre me ha
parecido un poco fuerte. En lo que sí concuerdo es que nuestra sociedad está
cambiando como proceso natural. Para nada las sociedades son entes inamovibles,
sino que al contrario están en continuo movimiento y responden a acontecimientos,
escenarios y pautas que nosotros mismos vamos marcando.
Hay que estar claro que dentro de ese fenómeno debemos ser cuidadosos en salvar normas y principios elementales.
Por ejemplo, en mi casa me enseñaron como norma general que nadie es superior a
otro; en ese sentido mi abuelita semi analfabeta siempre me decía: "hija a
las personas no se les valora por el color de la piel, por la riqueza que posea
o por su preferencia sexual, a la gente se le mira a la cara y se le valora por
la gentileza del alma o lo que sean capaz de enseñarte"; el otro principio
de mi abuela era, "agradece eternamente a la persona que te ayuda sin preguntar
ni pedir nada a cambio"; el tercero, "respeta a las personas mayores y escucha
siempre lo que tengan que decirte, las canas no son por gusto"; y el
último principio: "se solidario por naturaleza, que ningún remordimiento
agobie tu alma y tu pensamiento".
De ese precisamente soy una fiel seguidora y defensora. En
los últimos tres años de vida he tenido que enfrentarme a acontecimientos
fuertes como fue la enfermedad de mi mamá, la operación de cáncer de papi,
hospitalización de mi hijo y enfermedades mías propias. En todo ese tiempo
siempre sentí el apoyo de un amigo, el conocido, aquel que con el que apenas
hablas, pero que se enteró de tu problema y te sacude por los hombros y te dice
que ahí está él para cualquier cosa; o el más reciente, el regaño cariñoso de
un vecino que se acaba de enterar que estás hospitalizada y no entiende por qué
no se le aviso antes. Ese mismo vecino que te repite varias veces, "hija
pero para que somos cubanos", "aquí estamos para ayudarnos".
Resulta de verdad muy tranquilizador saberte en la cama de
un hospital en el fin del mundo, con gente de otra cultura e idioma, pero tranquila
de que tu esposo y tu hijo de tres años están siendo apoyados y atendidos por
amigos que acabas de conocer y que te recuerdan "somos o no somos
cubanos". Realmente soy una fiel desconocedora de cómo funcionan las
sociedades en otras partes del mundo, pero desde el fondo de mi corazón les digo:
amigos, conocidos, colegas, cubanos todos, gracias por mostrarme que somos el
mejor pueblo del mundo!!!!!.
Eso si es verdad, los cubanos nos apoyamos unos a los otros.
ResponderEliminarHola
ResponderEliminarHoy solo vengo a presentarme oficialmente para invitarte a mi blog. Apenas estoy comenzando y busco amigos para compartir un poco de lo que hago. Si te gusta y me acompañas también tendrás un nuevo amigo, si así lo deseas.
Saludos
Jacob K